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¿Mito o verdad? Gotas para curar la presbicia.

La aparición de la presbicia es inevitable. Afecta al 100% de los pacientes de más de 45 años e incluso se presenta en personas que tengan otras afectaciones visuales. El tratamiento con gotas, poco a poco se vuelve viral entre la población pero, ¿Qué hace realmente en nuestro cuerpo y cuáles son las posibles afectaciones de este tipo de medicamentos en nuestros ojos?

 

La aparición de presbicia en edades adultas es un hecho. Al llegar a los 40 años, las personas empiezan a sufrir de lo comúnmente llamado “vista cansada”, debido a la pérdida de la capacidad en los ojos de producir una imagen nítida de los objetos que están cerca.

 

Muchos tratamientos se han ido desarrollando para curar esta condición siendo la más utilizada es el uso de gafas. Sin embargo, a medida que avanza la edad, el paciente tiene la necesidad de utilizar las gafas para cualquier actividad que requiera ver de cerca haciendo que cambie el estilo de vida y se cree una dependencia a ellas.

 

La tecnología le ha dado la oportunidad a los pacientes de adquirir nuevos tratamientos, como el uso de lentes de contacto o la cirugía refractiva, pero últimamente se ha escuchado en diferentes medios de difusión que las gotas pueden ser la solución definitiva para esta condición.

 

La función de estas “gotas milagrosas” es cerrar la pupila para contraer el músculo ciliar mejorando en cierta medida la visión de cerca, ya que el cierre de la pupila aumenta la profundidad de foco y la concentración del músculo ciliar estira y encorva una parte del cristalino ganando potencia para poder ver mejor los objetos de cerca.

 

¿Mito o verdad? Gotas para curar la presbicia.Aunque el uso de estas gotas es permitido, sus efectos son altamente cuestionados. Pensar que son la solución definitiva para condiciones como la presbicia, podría traer consecuencias negativas para la visión a mediano y largo plazo, puesto que pueden producir alteraciones importantes en la función visual. Aunque si es cierto que la visión mejora en un porcentaje relevante logrando el efecto esperado, tener el músculo contraído continuamente termina alterando la funcionalidad de los ojos, creando un exceso en la tensión muscular y alterando la pigmentación del iris. Adicionalmente puede predisponer al desprendimiento de la retina.

 

Hay muchas opiniones al respecto, pero la solución es simple. El uso de estas gotas debe ser controlada por un oftalmólogo profesional en el caso en que la persona decida realizar este tratamiento. Por eso es importante que se diagnostique y se trate adecuadamente a tiempo cualquier enfermedad o condición visual, ya que con un mal manejo podrían generar problemas graves que pueden llevar al desarrollo de enfermedades graves como el glaucoma, la degeneración macular, catarata entre otros, que posteriormente pueden conducir a la ceguera.

 

Por último, el paciente con presbicia debe tener presente que las gotas son una buena opción de corrección y si no está motivado a su uso puede consultar la realización de una cirugía láser.